Miradas al amanecer. (Lauren Moonlight)

Abrí los ojos lentamente, me costaba bastante poder ver bien, me acababa de despertar. También me dolía un poco la cabeza debido a la noche anterior, pero estaba feliz, y sonreí, mostré una de esas sonrisas cortas y pequeñas que nunca servían de nada, y sabía que a un que no me viera nadie, era lo que de verdad sentía aquella mañana. Felicidad, se podía ver como los primeros rayos del sol se penetraban en la ventana, escuchar a algunos pájaros cantar y un ligero soplo de viento rozaba mi piel. Estaba tumbada en una cama de aquella habitación de la posada en la cual me hospedé. Las sabanas blancas me cubrían suavemente y mis cabellos quedaban desordenados en la almohada.

De pronto escuche el ruido de la puerta de la habitación, se abrió. Volví a cerrar los ojos, haciéndome así la dormida, y metiendo mi mano debajo de la almohada para coger mi sable. Pensé que alguien podía haber entrado pero no escuche ruido alguno, y para asegurarme de que no hubiera nadie abrí uno de mis ojos confusa y levanté la cabeza. No había nadie, me puse las botas, me equipé con mis pertenencias y me peine con las manos un poco el pelo. Salí de la habitación despacio y vi un gato de colores marrones con los ojos muy verdes, recordé que aquel gato lo había visto la noche anterior, y que había hecho muy buenas migas con el, tanto, que muchos marineros acabaron hasta comparándonos... quizás hubiera sido él el causante de que se abriera la puerta.

Baje las escaleras de la posada, parecía una niña pequeña bostezando y llevándome las manos a la cara antes de desayunar.

El dia habia sido bastante aburrido, a decir verdad. Me encontraba tocando por diversion mi guitarra, a un ritmo lento, aburrido y desacompasado, sinceramente no sabia porque aun seguia ahi, no me quedaban ganas de quedarme un momento mas, asi que si pensarlo me heche la guitarra a la espalda y camine sin rumbo, mirando hacia abajo, a mis propios pasos, al menos asi tendria algo en que pensar un momento.

Llegue hasta una posada, aun era algo temprano y seguramente algunas personas seguirian placidamente dormidas en sus camas, a excepecion de aquellos que tuevieran planes durante las primeras horas del dia, claro que en ese caso existia la aun mejor posibilidad de que dejaran las habitaciones solas. Entre y afortunadamente no habia ningun empleado a la vista. Me adentre por los pasillos, ya estando dentro no habria gran problema, cualquiera que me viera pensaria que estaba hospedada.

Unas cuantas monedas y dos sortijas habia sido el botin que habia obtenido, todo lo demas eran baratijas inservibles y unos cuantos documentos sin importancia. Por suerte para mi la habitacion a la que habia entrado no se encontraba nadie. Me guarde las monedas y las sortijas entre mi ropa y abri la puerta para no hacer mucho ruido, la cerre y mire a traves del pasillo para asegurarme que nadie me hubiera visto, y cuando lo asegure al fin respire tranquila, caminando a traves del pasillo

Mientras bajaba aquellas escaleras oí los sonidos de platos y otros artilugios que procedían de la cocina, un ligero aroma me abrió el apetito enseguida, y mucho más los ojos. Fue entonces, cuando vi la sombra de una chica que salía de la habitación que se situaba al lado de la mía. Entonces la miré curiosa, ella empezó a andar pasillo adelante. Volví a subir los cinco escalones que había bajado antes, marcha atrás, y andé con pasos seguros enfrente suya.

- Perdona - Dije con una voz algo fría dirigiéndome hacia ella. - ¿Era usted la que dormía en aquella habitación? - Pregunté mirándola a la cara, algo sarcástica. - Es que hizo demasiado ruido, y como podrás comprobar, así no se puede dormir. - Añadí seria antes de que ella pudiera decir nada. Tenía los cabellos castaños oscuros, era bajita y de ojos saltones.

Lo que me había ocurrido aquella noche era un tanto inexplicable y del sueño que tenía no me acordaría muy bien, lo único que sabía es que después de escuchar el sonido de esa habitación que no me dejó dormir, baje al comedor a ver si me servían algún vaso de agua, después me subí de nuevo y me dormí plácidamente.

Noté como el gato se acercaba a mi, y después como me acariciaba las piernas, al parecer le había caído bastante bien.

De pronto senti como si alguien me siguiera, de tantas veces que habia tenido que huir o esconderme ya estaba acostumbrada a saber como se sentia ser observada o seguida. De igual manera no le hice mucho caso, en un lugar como este no creia que siquiera alguien me conociera. Sin embargo me equivocaba si pensaba que nadie me estaba siguiendo, una chica paso junto a mi y se detuvo justo enfrente, la mire curiosa por saber para que o porque me habia alcanzado, nunca en mi vida recordaba haberla habia visto.

-Yo...- Apenas abri la boca para contestar a su cuestionamiento me interrumpio para hablarme de una manera bastante fria y sarcastica, evidentemente quien quiera que fuera la persona que se habia quedado en aquella habitacion debio haber sido muy ruidoso para causar tal molestia en la chica que tenia justo frente a mi. Cuando al fin tuve tiempo de hablar asi lo hice -Asi es, era yo... disculpe si la noche anterior no la deje dormir, le pido disculpas a nombre mio y de mi pareja- Menti, añadiendo lo de la pareja para que si llegaba la persona que realmente estaba hospedada en la habitacion no hubiera ninguna contradiccion.

Ella se disculpo a nombre suyo y de su pareja como si nada. - Esta bien... - Yo no tuve más remedio que aceptar sus disculpas, la miré con las cejas arqueadas, había algo en ella que no me cuadraba del todo, y creí por un momento que me ocultaba algo. Si la hubiera dicho algo más sobre el tema, la daría igual, y decidí dejarlo pasar, pues esta noche no iba a estar aquí y no me importaba los más mínimo lo que hiciera después. Cogí al gato y suavemente lo acaricié, sabía que le encantaba que se lo hiciera, y por un momento decidí terminar la conversación.

Entonces vi entrar a una mujer corpulenta por la puerta de la habitación, yo giré la cabeza para mirarla confusa y arqueé a un más las cejas. - Eee... ¿Esa es su pareja? - dije mientras señalaba a aquella señora y volvía a mirar a los ojos a la chica bajita, esperando que me diera alguna respuesta.

Bien, por ahora todo estaba en orden, al parecer se habia creido la falsa historia que estaba usando como coartada, sin embargo sus reacciones me hacian creer que ella sentia como si algo no estuviera bien, como si estuviera en un punto medio entre creer o no creer lo que le decia. Ella se agacho a tomar un gato que estaba a sus pies, quiza fuera propiedad de ella o simplemente le habia agradado y desde el momento en que ella puso un pie dentro de la posada y no se habia separado de ella desde entonces.

Estaba a punto de darme media vuelta y continuar mi camino antes de que algo mas saliera mal y me descubriera cuando su voz me llamo. Mire hacia donde señalaba y para mi mala suerte vi entrar a una mujer corpulenta justamente a la habitacion de la que habia salido. Ahora tenia dos problemas: uno que mi historia se caia a pedazos, y dos que la mujer que habia entrado descubriera que le habia robado antes que pudiera salir de ahi. -No... ella debe ser.. alguna amiga de mi pareja, pero tantas explicaciones me han abierto el apetito, ¿Por que no vamos al comedor por algo?- Me acerque hacia ella, la tome del brazo y empece a caminar con la intencion de que ella lo hiciera igual y asi perderme de vista de la mujer que acababa de entrar lo mas pronto posible.

Parecía que la chica se había enterado de las dudas que surgían por mi cabeza, seguía pensando en que algo no me cuadraba, y cuando me pasaba eso siempre intentaba darle vueltas hasta poder ver el lado cierto, una cosa, que no era muy rara. Cuando miró hacia donde yo señalé, me dijo que aquella señora era una amiga de su pareja o algo así, después me tomó del brazo y me invitó a ir con ella al comedor. "Que raro..." pensé, mi mirada expresaba desconcierto. - Eee... Si, claro - Dije seguidamente, "Vaya" no me hubiera gustado nada estar en su piel, bueno, la verdad era que, nunca había pensado estar en la piel de nadie.

Caminábamos en dirección al comedor. Solté al gato de mis brazos antes de que la posadera lo viera, no le gustaban demasiado los animales, ni siquiera sabía porque estaba ahí. La chica parecía nerviosa, pero seguro que eran imaginaciones mías y no le dí mucha importancia. Entramos en el comedor y nos sentamos en una mesa, no tenía mucho con lo que pagar mi estancia, y decidí jugar un poco con la suerte. - Bueno, y, ¿Cómo te llamas? - La pregunté mirándola sonriente mientras me acomodaba en la silla.

Sonrei sin poder evitarlo al oir la respuesta positiva y que la chica que me hacia tantos cuestionamientos comenzaba a avanzar conmigo hacia el comedor. Al parecer me habia salvado de ser descubierta, siempre y cuando la mujer que habia entrado a la habitacion no saliera de pronto y nos siguiera, y para asegurarme de esto ocasionalmente miraba hacia atras disimuladamente, pero afortunadamente ella se quedo en la habitacion.

Mi acompañante solto al gato que tenia anteriormente en sus brazos, lo que elimino por completo las dudas que tenia, definitivamente ese gato no era suyo, quiza fuera propiedad de la posada o se habia colado por alguna ventana, ahora me daba lo mismo. Al fin llegamos al comedor, nos sentamos en una mesa y yo tome la silla mas proxima a una ventana, me gustaba estar junto a las ventanas para tener un mejor panorama y no aburrirme siempre mirando los adornos del interior del cuarto. No habia contado cuanto era en las monedas que habia robado pero estaba segura que seria suficiente para pagar mi comida y la de ella. Tenia mi mirada puesta en la entrada al comedor, aun temerosa de que entrara aquella mujer y me señalara, pero la voz de la chica que tenia frente a mi me saco de mis pensamientos. -Yo soy Lauren...¿y tu? Por un momento estuve a punto de decir mi apellido, pero en el ultimo instante lo omiti para darme un poco mas de anonimato por si las dudas

La chica que me acompañaba se sentó al lado de la ventana, vi que miraba hacía la entrada del comedor nerviosa, y me pregunté el por qué. Me dijo que se llamaba Lauren, nombre que le pegaba bastante, después me pregunto por el mío. - Ania, Ania Lans. - Dije con voz segura mientras la miraba, sin miedo a que me reconociera por ser pirata. La posada no estaba muy llena a estas horas, pero resultaba muy acogedora y tenía mucha luz.

Pensaba en la clase de amigas con las que se juntaría su marido, y sentí lástima por ella, pues suponía que al entrar en su habitación no buscaría solo amistad. - Y bueno Lauren... ¿Qué problema dices que tienes con tu marido? - dije irónica pero algo seria, sabía que no la debía de haber preguntado nada más sobre el tema, pero presentía algo. - Digo, si creo que es lo que yo pienso, no me gustaría estar en tú lugar, ¡antes me haría ladrona para ganarme la vida! - Añadí para aclarar mi pregunta, igual de irónica y con media sonrisa en mi cara, esperando una respuesta por parte de ella.

Cuando me dijo su nombre crei que ya habia pasado tiempo suficiente como para que la mujer del cuarto se hubiera dado cuenta y hubiera entrado por la puerta del comedor hechando humo, asi que si no habia llegado para entonces, suponia que ya no lo haria, asi que respire profundo para tranquilizarme. Entonces fue cuando recorde que tenia a alguien frente a mi y se habia dado cuenta de que habia tomado una bocanada de aire para tranquilizarme. -Es un gusto, Ania- Dije para tratar de ocultar el gesto que acababa de hacer, aunque no creia que con solo un comentario se fuera capaz de ocultar algo tan notorio.

Nuevamente me distraje un momento, ahora pensando en como salir de la posada, ya me habia librado de que me descubrieran, pero ahora tenia que idear un forma de salir lo mas rapido, no iba a desperdiciar todo un dia en el que me podia meter en un par de casas y lugares mas para robar algunas cosas quedandome en el comedor de la posada. -¿Marido?... oh, no, no es lo que tu crees, no tengo ningun problema, pero gracias por preocuparte- Mencione un poco inquieta, debia procurar no perderme en mis pensamientos otra vez, estaba segura que a la proxima vez no me salvaria. Estuve a punto de añadir un "y que lo digas" a su ultimo comentario pero de ultimo momento pense que tal vez eso podria delatarme, por lo que preferi seguir con mi falsa historia. -Bueno... con alguien que trae a casa el pan de cada dia no creo que se necesite robar... ademas siendo tan apuesto a mi no me importaria- Quiza ya habia ido demasiado lejos, pero ya no habia vuelta atras

Yo casi nunca me pongo en el lugar de alguien, y esa sería de las pocas veces que lo hiciera. Cuando escuché la respuesta de aquella chica, que me dijo que no me preocupara y que no había problemas, borré todos los pensamientos sobre lo que le pudiera estar pasando, pues tampoco era preocupación, solo ganas de conversar con alguien. Parecía nerviosa, e intuí que si no era por su pareja sería por alguna otra cosa, quizás no debía de estar conmigo en ese momento, pero, ¿por qué entonces me había traído hasta el comedor? ...sería por alguna otra cosa, no quería darle importancia, e intenté dejarlo pasar.

Lauren me dijo que no se necesita robar si alguien ya podía pagarte el pan diario, como era en el caso de aquella persona, que a su parecer era apuesta, y no le importaba que lo hiciera. - Creo que tienes razón, aunque, yo no podría soportar que alguien me sustentara. - Dije mientras me acomodaba en la silla. Escuchamos ruidos procedentes de la cocina, ruidos de cacharros que caían al suelo y... la posadera pegaba gritos al aire, parecía muy enfadada, ví como el gato salía corriendo de la cocina. Al parecer, el desayuno, iba para rato.

Despues de un rato de estar disimuladamente respirando hondo para tranquilizarme por fin lo habia logrado, asi que tome una ultima bocanada de aire y me dispuse a seguir la conversacion tranquilamente, como debi haberlo hecho en un principio para no delatarme como casi lo habia hecho en mas de una ocasion. Aun notaba que Ania estaba sospechando algo de mi pero no podia notarme nerviosa por eso o sospecharia aun mas y quiza me descubriera, y obviamente no queria eso.

Asenti a su comentario, no podia estar mas de acuerdo con ella, toda mi vida practicamente yo me habia mantenido a mi misma, sin ayuda de nadie, me habia vuelto una completa solitaria, no me interesaba en lo mas minimo si tenia compañia o no, a pesar que preferia estar con alguien, como en este momento, para no aburrirme, pero me habia acostumbrado a estar sola. -Yo tampoco lo soportaria...- Dije erroneamente, rayos, eso podria dar pie a alguna interrogante de parte de Ania acerca de mis contradictorios comentarios. Para mi fortuna justo en ese momento se escucharos ruidos desde la cocina que distrajeron nuestra atencion y luego al gato que habia visto junto a ella salir de ahi, parecia que nuestro felino amigo se habia metido en problemas

- ¿Cómo? - Dije extrañada hacia su respuesta, "Yo creía que..." bueno al parecer ella tampoco soportaba que la sustentaran, y me hizo pensar que no la sustentaba en verdad nadie, "Entonces..." Mi confusión se volvió a ver interrumpida por aquella persona, la posadera, que se situaba en la cocina, y, que al parecer, estaba muy furiosa y no paraba de chillar continuamente. Si se había vuelto loca, yo no quería estar ahí para comprobarlo, así que me levante de la silla y miré a la chica. - ¿Quieres que nos vayamos? - La pregunté sabiendo que no nos atenderían en mucho tiempo, y pensando, que así podría escaparme de allí sin tener que cobrar nada a cambio por mi alojamiento. La verdad es que no me importaba mucho si la chica quería acompañarme o no, pero me parecía que algo de aquella extraña conversación se había quedado a medias.

Ella parecía estar más tranquila, y dado que su respuesta no había sido coherente, y su comportamiento había cambiado en aquella situación, empece a sospechar que... - ¡Tú eres... - Antes de soltar una palabra, decidí callarme, pues yo no era nadie para etiquetarla de... ¿Impostora? o ¿Estafadora? o mejor, ladrona, sí, al parecer debía de ser eso, pero como ya he dicho, yo no era nadie para decirle nada, ella sabría lo que estaba haciendo. Entonces decidí dejar la frase a medias, y preferí mirarla decididamente y con media sonrisa.

Demonios, ella ya sospechaba, justo lo que habia estado tratando de evitar. Nos miramos sin decir palabra por unos instantes, en los que mi mirada turbia reflejaba todo el temor de ser descubierta en ese momento, para mi fortuna la dueña de la posada volvio a soltar otro desgarrador grito, lo que nos distrajo a ambas, ahora quien sabe que le habia pasado, si se habria golpeado o habia descubierto que nuestro felino amigo se habia comido algo. Sin aliento simplemente asenti a manera de respuesta a su pregunta, se notaba que ella no queria estar en ese lugar por la posadera y a decir verdad al principio podria parecer divertido pero estaba segura que si continuabamos ahi con el tiempo seria tedioso y hasta molestos los gritos. Nos levantamos y salimos, pero antes me asome por la puerta para estar segura que la mujer de la habitacion no estaba alrededor, por fortuna asi fue.

Ahora que estaba completamente a salvo podia estar tranquila, y eso me alegraba de sobremanera. Asi continue, tranquila hasta que una acusacion a media por parte de Ania me hizo sobresaltar, me quede petrificada. -No... no es lo que parece...- Atine a decir a medias, aunque eso podria darle una pista mas por si no sabia quien era

Lauren decidió acompañarme hasta la salida, y no era de extrañar el porqué, así que salimos por la puerta, vi como después ella miraba bien dentro del establecimiento. Sí, era algo extraña, pero suponía que todas las personas eramos diferentes, y ella tendría sus motivos para cambiar tanto su estado de animo... o al meno eso era lo que creía, hasta que me negó mi media afirmación. - Ya, sí, claro... - dije un poco sarcástica sin creerme del todo lo que me acababa de decir. Yo no quería decir nada sobre lo que hacía o dejaba de hacer, pero sabía perfectamente identificar cuando alguien no decía la verdad, y en ella se podía ver muy claro, pues se sobresaltó al escuchar mis palabras. No me gustaba que la gente negara su forma de ser o de como hacer las cosas, y si ella era lo que yo creía que era, no tenía porque negarlo, por lo menos eso era lo que pensaba yo.

- Oh! vamos! puedes decírmelo - Dije, intentando que la chica no me ocultara la verdad, sonriendo.