Vive la France. (Elizabeth Swann)

Francia, era sin duda, un lugar maravilloso, había llegado hace unos tres días y no me cansaba de pasar por sus calles en busca de entretenidas aventuras. Era un lugar muy bello lleno de actividad, pero no se podía comparar nunca con mi apreciada Inglaterra, lugar donde había nacido, como tampoco se podía comparar con "el nuevo mundo".

Me encontraba sentada al lado de uno de sus puertos, escuchando como la marea hacía que unas pequeñas olas chocaran contra las rocas que se situaban cerca de ahí. Llevaba mi pañuelo de reflejos azules en la cabeza, el sol me daba de frente, y con el hacía que este, y mis ojos, brillaran mucho más. Era extraño, habían pasado ya bastantes días, sumándole a esos días los tres desde que había llegado, y... no paraba de recordar los momentos tan increíbles que había dejado en Inglaterra, entre ellos, el de que había conocido a una persona muy especial que hizo que algo dentro de mi cambiara... Y como eso, otras muchas cosas más que no paraba de dar vueltas.

Estaba haciendo nudos a una cuerda de un barco, recordando las formas de hacerlos y perfeccionándolos más, aunque no hacía falta que los recordara, pues los sabía hacer perfectamente. Supongo que era para pasar el rato y entretenerme con otras cosas que no fueran mis pensamientos. Pero, aparte de dedicar mi tiempo en eso, observaba todo lo que sucedía por aquella callecita del puerto. Me gusta observar, y gracias a eso me fijé en una chica rubia que andaba por ahí...

Francia. Un país realmente encantador. Aunque...no podía ser perfecto... Mucha gente paseaba de aquí para allá desde el puerto hasta el mercado que apenas se veía por la multitud, ruidosamente agitada. Pero yo me había situado en un lugar tranquilo, sentada en el suelo detrás de unos barriles, mirando al mar. Estaba segura de que me acercaba al encuentro de Will y Jack, llevaba tiempo buscándolos. No les podía haber pasado nada, de eso estaba segura y hasta podía reírme de ello recordando que otras veces habría estado preocupada. Pero todo cambió, el día que conocí a Will, por aquel medallón. Y no me arrepiento. A saber cómo habría acabado si hubiera aguantado hasta ahora con esos corsés tan apretados que no se podía respirar, con guardias vigilándome casi todo el día... Ahora era libre. Era pirata. Sonreí pensando en esto, a saber que habrían dicho ciertas personas sobre esto si, apenas cuando formaba parte de la nobleza, podía oír quejidos de mujeres acerca de mí. Moví la cabeza para volver en mí misma de mis pensamientos y observar a las personas, un conjunto de historias, así como lo soy yo, que paseaban por ahí. A todo esto vi por el rabillo del ojo a una joven observándome, pero no me inmuté. Así como observaba yo a otras personas, me observaba ella a mí. No me importaba aquello, pero ella me observaba de un modo...distinto.