La música de los recuerdos[Elizabeth Swann]

Estaba arrodillada en una de las transitadas calles de Inglaterra, tocando mi violín casi con indiferencia. A pesar de que no hacía mucho caso a las notas que surgían de sus cuerdas, algunas personas paraban a mirarme tocar. Y algunas dejaban caer una moneda cerca de mí. Más que por las monedas lo hacía por la costumbre. Me gustaba inventar canciones para entretenerme a mí misma. Porque yo no toco para que el resto se deleite con mi música, lo hago por mí misma y nadie más.

Un grupo de mujeres nobles me miraban mal porque al estar arrodillada se me veía un poco la pierna. Para demostrarles lo poco que me importaba su opinión me puse en pie de un salto, dejando que vieran que mi precioso vestido azul medianoche solo me llegaba por la rodilla. Eso de esconder la belleza del cuerpo femenino es una bobada, ¿por qué no puedo llevar mi vestido más corto? Bueno, de todas formas llevaba botas, así que poco se me veía realmente.
Les dirigí una sonrisa burlona acompañada de un guiño de mi ojo derecho, con intención de que se escandalizaran en plan "¡Ay Dios mío, esta chica es una fresca!" ¡Ja!

Acabé mi melodía y recogí todas las monedas para después guardarlas en la bolsa donde guardaba también mi violín. Luego saqué mi cinta de color negro y me la coloqué en la cabeza, de modo que el broche azul medianoche que había añadido quedaba al lateral derecho. Ya me disponía a marcharme cuando una niñita me tiró de la falda para llamar mi atención.

-¿Por qué no sigues tocando?-me dijo.

Me encogí de hombros. No llevaba prisa para nada, así que volví a sacar mi violín y me lo coloqué para seguir tocando.

-Dime, pequeña, ¿quieres alguna canción en especial?-le dije. Vale, es verdad, no suelo ser así. Pero digamos que las niñitas exigentes e impacientes son mi debilidad.

-Quiero una que me recuerde a mi padre-exigió.

¿Y cómo demonios iba a conseguir que la niñita recordase a su padre?

-Era pirata-susurró la niña, como respondiendo a mi pregunta mental.

Asentí con una media sonrisa, mordiéndome la lengua para no decir "yo también lo soy". Comencé a tocar una melodía que comenzaba suavemente y luego aumentaba su velocidad y sonoridad para luego bajar de nuevo. Era como si contase una historia...Un hombre cuya vida había sido tranquila y sencilla, que de pronto se embarca en un barco pirata, lo pillaba una tormenta y sobrevivía para luego regresar con su familia. Me quedó fantástica. Era como la banda sonora de un pensamiento. La música de los recuerdos.

La niña me observó unos instantes con sus grandes ojos de color avellana, que se iban llenando de lágrimas poco a poco, y luego murmuró un rápido "gracias", como si le costase tragarse su orgullo y rebajarse al nivel de una pirata como yo y encima decirle una palabra amable.

Sonreí, me encantaba complacer a los niños como ella. Luego fui a guardar de nuevo mi violín, cuando capté que una joven me miraba, parecía estar pensando algo importante, así que no dudé en interrumpir sus pensamientos.
Alcé una mano y la agité, saludándola.

-¡Holaa!-grité, captando su atención.

Seguía el sonido de un violín, un sonido propio de alguien que había practicado desde los jóvenes tiempos y sabía cómo llamar la atención. Como no tenía nada que hacer y ya había llegado al lugar de donde provenía el sonido, me paré a observar. Era una muchacha que estaba arrodillada, con el violín apoyado en su hombro, tocando, se le podía ver perfectamente que disfrutaba y le entraba hasta las venas su talento. Algunas personas arrojaban dinero cerca de ella, pero también se podía ver que no lo hacía por dinero, sino porque le gustaba. Me parecía que llevaba un vestido algo corto y azul, de esa manera se le podía distinguir un "trozo" de pierna. Quizás por esa razón, unas nobles la miraban mal. Empecé a pensar en mí antes de convertirme en pirata, era igual que ellas, quitando lo de mirar mal a la gente. Salí de mis pensamientos cuando ella se levantó sonriendo y sin dejar de mirar a las nobles, les guiñó un ojo. Me pasaron por la cabeza sus intenciones, escandalizar a las mujeres y hacer que digan que era atrevida o algo parecido. Acabó la canción, se levantó, recogió las monedas y las guardó en la misma bolsa que el violín. Se iba a marchar, pero no dio ni un paso cuando una niña la tiró de la falda queriendo llamar su atención.

-¿Por qué no sigues tocando?-oí que decía con su encantadora voz.

Ella se encogió de hombros, y, como aceptando su invitación, sacó el violín y se puso en posición de seguir tocando, pero antes, le hizo una pequeña pregunta a la niña.

-Dime, pequeña, ¿quieres alguna canción en especial?
-Quiero una que me recuerde a mi padre-dijo segura de su decisión. La chica puso cara rara y después de unos segundos, la niña continuó su frase-Era pirata.

Asintió, mordiéndose el labio y yo intuí lo que habría significado. Ella empezó a tocar una canción exactamente como recordando a un pirata. En ese tiempo que ella estuvo tocando, empecé a pensar en mi vida pasada. No podía evitarlo, era como si aquella canción te obligara a pensar en lo vivido, y sólo después de que ésta acabase, podrías volver al presente. Paré un poco de pensar cuando vi que la niña tenía lágrimas en sus dulces ojos. Le dio las gracias un poco bajo debido a su emoción y se fue. Mientras, me había sumergido de nuevo en mis pensamientos mirando a la joven, esperando escuchar otra de sus encantadoras canciones, pero en vez de eso, una voz medio chillando acompañada de una mano que se agitaba en el aire me volvió a traer al presente.

-¡Holaa!-captó mi atención. Entonces vi que ya no tenía intención de seguir tocando, por tanto, estaba recogiendo sus materiales. Me acerqué a ella.
-Si yo habría sido una niña, seguramente habrías vuelto a tocar para mí-sonreí, recordando que la niña la había desarmado con sus encantos-Te felicito, tocas muy bien-me acerqué un poco más a ella, como si fuera un secreto-para ser pirata.

-Si yo habría sido una niña, seguramente habrías vuelto a tocar para mí-me dijo la chica, sin una pizca de molestia-Te felicito, tocas muy bien...para ser pirata.

No me hice la sorprendida ni mostré ningún sentimiento. La verdad, dudaba que hubiera tocado para ella aunque hubiera sido niña, no tenía el perfil de las que son realmente mi debilidad. No parecía exigente ni impaciente.
Sonreí cuando dijo las tres últimas palabras. Solo un pirata puede diferenciar a otro pirata de un loco.

-Digamos que hace tiempo que aprendí a tocar...y a observar para averiguar qué es lo que quieren algunos-dije, encongiendome de un hombro. La bolsa donde llevaba mi violín se balanceó suavemente-¿A ti te gusta la música?-pregunté.

Yaaa, es una pregunta muy tonta. Extremadamente tonta. Pero si la formulo es por alguna razón. La gente que admira la música suele caerme mejor que la que no.

-Por cierto, soy Valentina-añadí sonriendo alegremente.

-Digamos que hace tiempo que aprendí a tocar...y a observar para averiguar qué es lo que quieren algunos-se encogió de hombros, luego, la bolsa del violín se balanceó-¿A ti te gusta la música?-me preguntó. Se me había pasado por la cabeza que ella posiblemente pensaría que es una pregunta muy tonta, porque somos piratas, pero sonriendo, me limité a responder.

-Bastante, aunque por ahora me centro en otras cosas. Antes de convertirme en pirata, era noble, por lo tanto tocaba varios instrumentos y me encantaba. Ahora sólo queda el recuerdo de el sonido de las teclas de un piano o el chirrido del violín cuando intentaba aprender, aunque si me das un instrumento (que haya tocado o saprendido a tocar), posiblemente me acordaría de algo.-sonreí de nuevo, acordándome de las veces en que estaba intentando aprender a tocar un instrumento-¿Tu eres pirata desde siempre?-le pregunté bajo, cambiando de tema. Luego me acordé de que no me había presentado-Por cierto, soy Elizabeth.

-Bastante, aunque por ahora me centro en otras cosas. Antes de convertirme en pirata, era noble, por lo tanto tocaba varios instrumentos y me encantaba. Ahora sólo queda el recuerdo de el sonido de las teclas de un piano o el chirrido del violín cuando intentaba aprender, aunque si me das un instrumento (que haya tocado o saprendido a tocar), posiblemente me acordaría de algo.-dijo-¿Tu eres pirata desde siempre?-me preguntó-Por cierto, soy Elizabeth.

Escuché con atención lo que Elizabeth decía. Era interesante, antes de pirata fue noble. Recordé mi pasado, yo nunca fui importante, ni cuando me secuestraron aquellos piratas y me obligaron en convertirme en una de por vida. Alcé una ceja cuando me preguntó si era pirata desde siempre.

No me gusta dar demasiada información acerca de mí, por lo que sonreí, misteriosa.

-Puede que sí, y puede que no-fue mi gran respuesta.

Alzó una ceja al preguntarle si era pirata desde siempre. Me imaginé lo que habría querido decir o pensar con ese gesto, pero me limité a escuchar su respuesta.

-Puede que sí y puede que no-sonrió misteriosamente.
-Un pirata no pone en duda, o miente o dice la verdad, eso en mi caso, no se en el tuyo. Ya veo que no te gusta dar información, pero quiero saber el por qué. Eres pirata, no veo a qué puedas temer, además, estás armada-sonreí animadamente para no incomodarla demasiado, tampoco era esa mi intención. Sólo quería saber el por qué no quería dar información, aunque tampoco es de fiar otro pirata, la entendía. Pero no tenía malas intenciones, me apetecía alegrarme el día con una compañía, me aburría demasiado.