El silencio nunca es bueno {libre}

Corría por una calle de un pueblo desconocido. No corría porque alguien me persiguiera, era más bien porque estaba eufórica y necesitaba liberar energía, tenía ganas de chillar, de exteriorizar mi alegría. Me habían dicho que Summer estaba en ese mismo pueblo, ¡al fin se había acabado todo! Ahora podría buscar un hogar y vivir con Summer, como antes, como cuando vivíamos en nuestra mansión con nuestros padres. Ahora que tenía diecinueve años encontraría un trabajo y poder mantener a mi hermanita.

Paré de correr en una playa, donde me dejé caer de espaldas a la arena con una sonrisa en mis labios. Todo parecía que iba a mejorar, al fin alcanzaría la felicidad. Todo lo que había pasado...la huída de mi casa...el hecho de hacerme prostituta...la expulsión del burdel... No había sido en vano, porque Summer estaba cerca. Una ola decidió acercarse y mojó mi vestido, y ya de paso mi pelo y mi piel, refrescándome. Reí sin venir a cuento, rodando por la arena. Debía dar la impresión de ser una tonta, de esas que han nacido mal y que todos consideran diabólicas.

Me levanté, pensando "ya está bien de hacer el imbécil", y me senté simplemente a pensar qué historia podría contarle a mi hermanita. El sol me bañaba la piel, haciéndome sentir completamente a gusto. Creo que me dormí, porque cuando abrí los ojos estaba mucho más relajada, y además estaba tumbada en la arena de nuevo. Sonreí para mí misma, ¡qué bueno es ser feliz! Me sentí fuerte. "Cuando me entre hambre, me comeré el mundo", me dije. El sol seguía allí en el cielo, parecía brillar solo para mí. Sentía que me regalaba sus rayos, solo a mí, a nadie más. Pero me equivoqué, porque alguien se puso delante de mí, privándome del calor del sol, robándome su preciado regalo. Miré con los ojos entrecerrados a la silueta, que parecía que no entraba en sus planes lo de quitarse de en medio. Nadie habló. Podía escucharse nada más que el rumor del oleaje y el soplo de una suave brisa veraniega. Me preocupé de pronto, porque el silencio nunca es bueno. El silencio significa muchas cosas, y ninguna es buena, así que mi preocupación estaba justificada...

La playa era uno de mis lugares favoritos. Me sentía libre allí, nada ni nadie me podía detener. Aunque había algunas personas, me parecía un sitio bastante cómodo y tranquilo. Pensaba en mis cosas, cuando vi a una chica, que se notaba que el sol la había secado después de mojarse, tumbada en la arena y que parecía dormir. Me acerqué un poco a ella. Era bastante..."mona", y claro, como me apetecía hablar con ella, me puse delante de ella tapándole el sol, de espaldas. En ese momento me pareció que se despertó, pero no dije nada, así que seguí en aquella posición de brazos cruzados, mirando al mar.

Puse mala cara, esa persona me estaba molestando. Me tapaba los rayos que antes me regalaba el sol y bañaba mi piel blanquecina. Le dirigí una mirada que solo se puede describir como la mirada que le echa un gato a un ratón antes de cazarlo. Estuve a punto de gruñir algo, pero me pareció mejor idea ser diplomática y charlar como una persona civilizada. Antes de que pudiera decir nada, el chico se dio media vuelta y me miró. Sonreí tranquilamente, pues parecía simpático, y decidí serlo yo también. Nos miramos mutuamente durante unos instantes de silencio. Ese maldito silencio me ponía de los nervios, así que decidí romperlo, y qué mejor manera de romperlo que saludando.

-¡Hola!-saludé alegremente.-¿Quién eres?-continué sociablemente. Me di cuenta de que no era la pregunta adecuada, así que rectifiqué-Perdón, ¿cómo te llamas? Yo me llamo Ellen.-terminé mi super frase con una sonrisa encantadora.

Mi padre siempre me decía que mi sonrisa era idéntica a la de Summer, que éramos tan parecidas como gemelas, me decía que éramos sus niñitas...y mi otro hermano, Marc, era su hombrecito que heredaría su puesto. Qué pena que no pudiera heredarlo nunca...Por enésima vez desde que me fui, me pregunté qué habría sido de Marc. Tal vez hubiera escapado como yo, o tal vez hubiera sido abandonado. Quizás después de todo si heredó el puesto de mi padre. No quise entristecerme, así que dejé de pensar en tales asuntos y me dediqué a observar al desconocido con curiosidad. Era bastante mono, su pelo era oscuro y corto, y sus ojos tenían un bonito tono azulado.

-¿Eres de aquí?-añadí. No era una pregunta porque sí, tenía mis motivos.-Necesito a alguien que conozca la zona y pueda guiarme.-justifiqué.

-¡Hola!-saludo alegremente-¿Quién eres?-se paro unos instantes, luego se corrigio-Perdón, ¿cómo te llamas? Yo me llamo Ellen.-sonrio. Iba a contestar, pero me quede un segundo en silencio, asi que siguio ella.

-¿Eres de aquí? Necesito a alguien que conozca la zona y pueda guiarme.
-En primer lugar, hola,-sonrei-en segundo lugar, soy Richard y por ultimo-hice una pequeña pausa-no, la verdad esque no soy de aqui, en realidad soy de todo el mundo...es decir...em...bueno, no soy de aqui, de este pais, pero me busco la vida aqui. Soy americano.-volvi a sonreir, pero luego, tras otra pequeña pausa, añadi-¿Guiarte a donde...o...para que? Si no es indiscrecion, claro.-no me queria meter en sus asuntos, pero me imagine que si habia dicho que queria que alguien la guiara, ese alguien habria preguntado a donde o por que, asi que se lo habria contado.

-En primer lugar, hola,-dijo el chico sonriendo-En segundo lugar, soy Richard y por último...No, la verdad esque no soy de aquí, en realidad soy del todo el mundo...es decir...em...bueno, no soy de aquí, de este país, pero me busco la vida aquí. Soy americano.-siguió, parecía que se estaba liando al no saber expresar exactamente lo que quería decir, pero yo le entendí perfectamente. Tengo mucha empatía, siempre entiendo a todo el mundo quiera decir lo que quiera decir-¿Guiarte a donde...o...para que? Si no es indiscrecion, claro.

Sonreí con alegría y me levanté de la arena para quedar a la altura de Richard, aunque lo cierto es que era más alto que yo a pesar de que parecía más joven. Bueno, la verdad es que no soy muy alta y la mayoría de gente me supera en altura.

-Bueno, necesito algún lugar muy transitado, donde haya mucha gente. No me malinterpretes, no voy a robar ni voy a matar a nadie, soy una persona honrada y humilde-dije, sonriendo-Me dedico a contar historias a los niños, así me gano la vida, y por eso necesito que haya gente que me escuche-aclaré-Y...también estoy buscando a una persona en especial. Me he enterado de que está cerca de este pueblo... Quizás esté aquí. Se llama Summer. Es mi hermana pequeña. -desvelé finalmente, pasándome la mano por el pelo para quitar los restos de arena húmeda.

-Bueno, necesito algún lugar muy transitado, donde haya mucha gente. No me malinterpretes, no voy a robar ni voy a matar a nadie, soy una persona honrada y humilde-dijo sonriendo-Me dedico a contar historias a los niños, así me gano la vida, y por eso necesito que haya gente que me escuche. Y...también estoy buscando a una persona en especial. Me he enterado de que está cerca de este pueblo... Quizás esté aquí. Se llama Summer. Es mi hermana pequeña.-se paso la mano por el pelo quitandose los granos de arena, luego se levanto y me parecio que observaba lo alto que era.

Al oir el nombre de Summer, me quede mas o menos paralizado. Si hablabamos de la misma Summer East que yo conocia, sí, me habia quedado paralizado. Yo conocia (off:bueno, la conozco de la chatbox, eso vale ¿no?) a aquella pequeña y encantadora persona, bueno, nos habiamos topado y luego charlado. Pero no me podia creer que Summer fuese la hermana de Ellen y que ella la estaba buscando. Hable con calma.

-Bien, a ver, si quieres, podriamos buscar juntos un sitio donde puedas contar tus historias, aunque no conozca bien el lugar, asi te podria ayudar.-hice una pausa, luego añadi-Ellen, ¿te apellidas East verdad? -no queria asustarla por saber su apellido sin que me lo dijese, asi que explique
Yo conozco a Summer, Summer East ¿verdad? Nos topamos un dia y empezamos a charlar. No me dijo nada (eso recuerdo) de que tenia una hermana y menos que se llamaba Ellen. Desde entonces ya no la he visto, bueno, nos topamos dos veces si no me equivoco, pero no, ya no la veo. -me quede un poco pensativo. Que coincidencia. Habia conocido a Summer, la hermana de Ellen, la joven desconocida con que me habia "encontrado" y no sabia nada de su vida y que buscaba a su hermana pequeña que yo conocia. En ese instante me parecio adecuado decir "el mundo es un pañuelo".

-Bien, a ver, si quieres, podriamos buscar juntos un sitio donde puedas contar tus historias, aunque no conozca bien el lugar, asi te podria ayudar.-Richard calló un segundo, y estaba a punto de decir gracias cuando volvió a hablar.-Ellen, ¿te apellidas East verdad? -si no grité fue porque un nudo me apretaba la garganta...¿cómo sabía mi apellido? A mi cabeza acudieron historias mágicas de videntes, pero la verdad es que dudaba que Richard fuera un vidente o adivino.-Yo conozco a Summer, Summer East ¿verdad? Nos topamos un dia y empezamos a charlar. No me dijo nada (eso recuerdo) de que tenia una hermana y menos que se llamaba Ellen. Desde entonces ya no la he visto, bueno, nos topamos dos veces si no me equivoco, pero no, ya no la veo.-me aclaró, pero en vez de calmarme y respirar hondo para relajarme un rato, miré al chico con el rostro lleno de emoción, me puse realmente eufórica otra vez.

-¿Conoces a Summer?-mi voz tuvo un patético tono agudo por la emoción y ese chillido que no había llegado a emitir. ¡Caray qué alegría, qué casualidad, qué todo! Me mordí el labio toda emocionada, sin saber qué decir realmente, tan solo miré a Richard.-Y...¿Me ayudarías? Quiero decir...Ya sabes quién es Summer, cómo es físicamente, ¿me ayudarías a encontrarla? Me han dicho que está aquí, o si no está aquí está en un pueblo cercano, que no se tarda más de media hora en llegar. O sea... Me has dicho que podríamos buscar juntos algún lugar, ¿y si en vez de algún lugar buscamos a alguna hermanita mía?-Sonreí con una mirada esperanzadora cuando acabé de hablar.

Caray, menuda coincidencia...¿Cómo esperar que un chico cualquiera de los que pasaban por la playa iba a conocer a mi hermanita? Tenía unas ganas de chillar de emoción tremenda, no podía con mi alma de la alegría. Quería correr, saltar, bailar, tirarme al agua y sobretodo abrazar a Summer, hacía taaantíiisimo tiempo que no la veía. Seguro que estaba ya muy alta, que tenía el rostro menos redondeado y sus ojos llenos de inocencia infantil. Diez años tendría ya. Qué fuerte, aún no me creía la gran casualidad de la vida. Sin duda, el mundo es un pañuelo.